Blogia
ModeradosdelSur

¡LO QUE LLEGARÍA A DECIR EL PELUDO!

 

Cuánto mejor estaríamos, cuanto dolor se hubiera ahorrado si la mitad del énfasis con que los camperos resisten el pago de impuestos, lo hubieran puesto en defender a la nación.

 

Eso se hubiera manifestado en defender a la Junta Nacional de Granos, a la red ferroviaria, a las comunicaciones, a la energía, a la soberanía tecnológica. Me pregunto ¿dónde fueron a parar los años de esfuerzo de los técnicos del INTA, para crear un híbrido de pollo argentino? ¿Dónde el lazareto del SENASA para certificar la efectividad de la vacuna antiaftosa? Y lo mismo tantas acciones cercenadas en beneficio del predominio de los negocios de empresas extranjeras. ¿La acalorada defensa de esas conquistas, no movilizaron el espíritu patriótico de los camperos? Si fueran “hombres de campo” estoy seguro de que así hubiera sido.

 

Nunca es uno solo el factor que desencadena un hecho. De los posibles factores psicológicos hablé en artículos anteriores. Están basados en conclusiones razonadas y en una larga lista de hechos comprobados, incluso por causas judiciales en curso. Sinceramente celebro que el haberlo mencionado, haya hecho acercar a alguien que los discute, aunque todavía lo haga con recursos muy pobres y sin estilo, porque lo prefiero por sobre aquel pseudo ruralista que todos vimos ocultar el facón con el que intenta dañar la rueda de un camión o con varias acciones arteras más, que no son objeto de estas líneas, pero sí tiene mérito mencionar que estos no son nuestros gauchos. Vaya un homenaje para los verdaderos, para los miles que tuvieron que marcharse con algún arreo.

 

Después de esa mención a los factores psicológicos, pasemos a los factores lógicos. Entre los ruralistas hay técnicos y hay radicales de la otrora gloriosa Unión Cívica, la de Hipólito Yrigoyen, Crisólogo Larralde, Amadeo Sabatini, Aristóbulo del Valle, Ricardo Rojas, Edelmiro Solari Yrigoyen, Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche Pedro Arístides Acuña y tantos anónimos de la epopeya de Paso de los Libres. Todos ellos conscientes de que el radicalismo reconoce su origen en la “legalidad”, pero que no acaba allí.

 

De los primeros digo que están sometidos a un código de ética profesional, cosa que los coloca en un plano muy interesante, muy diferente que el plano de los productores, aunque también esta digna función puede ser ejercida con responsabilidad y no exenta de creatividad. Supongo que en algunos momentos cualquier técnico se preguntará qué intereses subyacen en la paradoja que representa que un alimento proteico de la más alta calidad, como lo es la carne, rinda menos utilidad económica que una promesa de alimento, como la soja. Desde un punto de vista técnico, no parece tener lógica vernos compelidos a adoptar la soja en detrimento de la carne. Sería como justificar el reemplazo de los trigos argentinos de los que estamos tan orgullosos, por variedades germoplasma mexicano solo porque rinden casi tres veces más quintales, pero sus harinas de inferior calidad.

 

En cuanto a los ruralistas que abrazan la causa de la Unión Cívica, espero que recuerden que a su partido le tocó el mérito de ser el primer gobierno argentino que accedió por medio de elecciones libres. En ese contexto tuvo sentido enfocar el eje de la legalidad constitucional. Un partido dinámico probablemente reconozca los nuevos ejes actuales, sobre lo cual no abundo por el respeto que le debo a un partido que no es el mío, pero que se percibe que actualmente no sigue atado a la discusión “personalismo – antipersonalismo”.

 

Ay, si supieran, el campo es otra cosa, es entre muchos conceptos una bella oportunidad de la creación, un privilegio, ¡un jardín!

 

            Confío en que volverá a quedar en las buenas manos de gauchos patriotas, como supo ser. Aquellos que dijeron: “mientras aiga, deanlen”.

 

            Ayer nomás, para un gaucho, la agricultura “era cosa de gringos”. Hoy ese querido personaje quedó confinado observando cómo unos extraños travestidos reclaman que se les respeten las ganancias, porque son una retribución a la tecnología. Tamaña contradicción solamente se explica en que detrás de estas actitudes medievales, en realidad se ocultan intereses foráneos que hacen su agosto.

 

Dejemos de lado por un momento, que quieran contar y recontar sus plumas para prestárselas a interés y en lo inmediato se nieguen a contribuir para los planes asistenciales, pero que la tozudez llegue a estos extremos de armar la máquina de trabar el desarrollo, eso si que cuesta entender.

 

Ya que hablamos de tecnología, fundamentemos diciendo que Argentina exporta alimentos a u$s 600 la tonelada y podría hacerlo como mínimo al interesante valor de 1.600 de la misma moneda, pero para eso tenemos que estar en condiciones de financiar desarrollos técnicos y es necesario que los sueños de los dirigentes agrarios vuelen un poco más alto que las gallinas.


Policarpo Cuaresma

 

 

0 comentarios