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ModeradosdelSur

HABLANDO DE VÍCTIMAS

 

 

En estos días en que asistimos a “la rebelión de los hijos”, creo que corresponde decir esto. Simplemente se puede considerar “verdadero peronista” a aquel que el pueblo haya decidido que lo es.

En momentos en que el máximo líder del movimiento contó con un aval histórico de peso extraordinario, pudo valerse de esa condición para que coexistan Bidegain y Calabró o Cámpora y López Rega.  

Las preguntas que surgen son: Cómo fueron aceptadas por Perón y cómo llegan al peronismo actitudes e ideologías tan antagónicas.

Estos interrogantes no son hoy el dilema por antonomasia para los peronistas, pero en estos días preelectorales hay razones “de barricada” para hacer una referencia.

          Para la primera de las contradicciones tengo que decir que Perón los acepta porque enfrenta un enemigo más importante.

Y para explicar cómo llegan al peronismo estos dirigentes que no expresan el contenido revolucionario del movimiento, encuentro más de un argumento.

Uno, que se trata de personas que creen que les será más fácil encontrar un “empleo” bien remunerado dentro del peronismo y no puedo decir que tales indignos estén tan equivocados, porque se trata de un partido con mayor caudal de votos.

Otro. Para explicar este otro, necesito unas cuantas palabras más.

Al peronismo lo veo como heredero de un antiguo antagonismo que quizá se inicie con la resistencia de los originarios a la conquista y quizá sea el mismo que motivó la expulsión de los Jesuitas.

Mucho más probablemente sea el mismo que animó la guerra de la independencia y luego las de la organización nacional.

Aquellos que simplifican nuestros reclamos por las agresiones que padecen hoy nuestros dirigentes, y para eso lo remiten a una actitud de “victimizarse”, deberían tener en cuenta que para muchos de nosotros tanto el fusilamiento de Dorrego, como el del General Valle, son magnicidios equivalentes. La persecución de los militantes del pueblo que sobrevino a la caída de Rosas, o de Dorrego, o de Perón en el 55 y más recientemente la del 76, también son equivalentes. Y solamente en la última hubo organizaciones de derechos humanos para registrar los delitos de lesa humanidad.

En el período propio de la historia del peronismo, tenemos para recordar atentados criminales en los subterráneos; bombardeo de la población civil en plaza de mayo; terroristas que eufemísticamente fueron llamados “Comandos Civiles”; fusilamientos por las dudas; persecuciones; humillaciones; saqueos. En eso contexto sobrevivieron preferentemente los dirigentes dóciles, que son los más proclives a ser traidores.

Teniendo en cuenta que existieron radicales como Jauretche, Escalabrini Ortiz, Sabattini, me quedo en espera de que ese espíritu anime un poco a los actuales, porque la patria los necesita, porque otra visión es necesaria. Sepan que no podrán disimular la evidencia de que si ofrendan el becerro más flaco, el humo del sacrificio no tendrá la elevación que se espera.

Ya ve. En momentos en que hay la necesidad de pensar y trabajar tanto para la nación, le he hecho el homenaje de dedicarle un artículo completo, solamente porque usted insiste en señalar que nos victimizamos y también se repite en otras vulgaridades. Desde una desproporcionada soberbia usted supone falta de idoneidad en los cuadros del gobierno. Desde un conjunto de estereotipos, que cree que son ideas, usted considera que la deshonestidad es patrimonio del peronismo.

Sinceramente, preferiría que se llame a silencio, porque mediante diagnósticos tan pobres, jamás llegaríamos a los objetivos que usted anuncia.

¿Alguna vez ha pensado que la humanidad toda no registra otro antecedente de bombardeo a población civil, que su partido avaló? Podrían citarse casos equivalentes, pero por lo menos ocurrieron en naciones en estado de guerra declarada.

Si usted decide ofrendar el becerro más gordo, lo voy a tener como un radical a quien hay que respetar y le voy a arrimar una leña para que el fuego no se apague.


Policarpo Cuaresma

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