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PERNADA

             Por extensión de aquellas prácticas medievales, aplico el nombre "derecho de pernada" a una práctica que ahora no reproduce estrictamente el mismo mecanismo, pero que se le parece bastante. A falta de un nombre actualizado y para abreviar, evitándome largas explicaciones, llamo "pernada" a todas las formas modernas que llevan a que los poderosos dispongan de los débiles o de sus hijas. Sea con la forma de la empleada doméstica reducida a "servidumbre", que alivia las urgencias de los varones adultos de la casa del patrón; sea el terrateniente que recluta las hijas de los puesteros o simples pobladores naturales y ancestrales que habitan sus campos, para expulsarlas después de haber parido los hijos nacidos de cópulas forzadas; sea el caso de las niñas violadas por los patrones o los capataces. E fin, hay muchos casos. Probablemente vos puedas completar la lista de ellos, por conocimiento de lo que quizá ocurre en tu provincia. El caso es que un antecedente así me permite inferir que los ruralistas formados en ambientes de esa calidad, solamente están acostumbrados a ordenar, a disponer de la voluntad de los subordinados en la escala social y por ese motivo la protesta por cuestiones de impuestos que llevaron a cabo durante estos últimos tres meses, es desproporcionada, violenta e indeterminada en su plazo de duración. Se oyeron o leyeron frases de este calibre: "matar o morir"; "antes de regalar una vaca la mato"; "hemos comprobado que estamos en condiciones de desabastecer el país"; "vamos a ir a la casa de cada diputado para ""enseñarles"" a legislar"; "vamos a poner una carpa verde en el Congreso para enseñarle a los diputados cómo se hacen las leyes" y unas cuantas cosas más que se me escapan de la memoria. Se comprenderá que por un lado estas consideraciones van dirigidas a explicar  cómo se ha llegado a aplicar una metodología prepotente para protestar y por otro lado le resta todo sustento ético a la pretensión de indicarnos a todos los argentinos, qué clase de dirigentes tenemos que elegir.

             Por todos esos motivos mi conciencia rechaza que a la parodia campera se la llame pomposamente “paro agrario” o “el paro del campo”. Los paros, corresponden -por práctica corriente, y por ley- únicamente a una forma de reclamo de los trabajadores. Es así que en ese presupuesto, rara vez un paro obrero excede las 24 horas de duración. Generalmente adoptan la modalidad de 2 horas por turno. Creo que esa característica corresponde a que la mayoría de los obreros están acostumbrados a que no siempre las cosas ocurren de acuerdo con sus deseos o conveniencias. Así es cómo ciertos gremios que por ser de clase media (educación, sanidad, judiciales, etc.), muchas veces constituyen excepción y aunque sean trabajadores, también recurren a las huelgas “por tiempo indeterminado”. Por supuesto que en las consideraciones de este párrafo, he hecho abstracción del concepto de que tratándose de un sector patronal, la protesta no puede ser encuadrada como paro y sí se ajusta a la figura de lock out.

             En el conflicto con el gobierno y el pueblo, creo que debe haber otros actores, los desapasionados, entre ellos unos cuantos clandestinos dedicados a trazar la línea estratégica que está siguiendo el reclamo y a bregar por mayores ganancias. Como quedó dicho, esos no tienen pasiones, sino intereses y vaya que son razones poderosas. Definir qué los guía en tan desmedida ambición por acumular riqueza y poder, es motivo de otro capítulo. He escrito estas líneas con un solo temor, haber hecho “psicologismo”. Me llena de vergüenza la posibilidad de haber caído en tal falta. Asumí  ese riesgo porque el impuso por interpretar de manera simplificada las cosas de la vida, es algo que tiene mucha fuerza, pero me consuela pensar que “la soberbia de la presidenta” o “el autismo del ex presidente”; etc. son razones con mucho menos entidad y como no son susceptibles de ser medidas, no sobrepasan la categoría de calumnias canallas para consumo de espíritus resentidos.

 

Policarpo Cuaresma

 

 

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